miércoles, 6 de abril de 2011

Presentación "Tumbada cicatriz"


Ediciones En Huida,
perteneciente a la asociación Cool-tura acción y poesía,
 y La Carbonería,
tienen el placer de invitarles
  a este nuevo acto poético... 

Día 7 de abril, jueves, 21 horas. La Carbonería, C/ Levíes, 18. Sevilla. Presentación de la obra poética Tumbada cicatriz, de Iván Onia, Ediciones En Huida, 2011. La creación poética habla de sí misma, componiendo un collage expresivo de madurez reflexiva.



Tumbada cicatriz,

El poeta desciende hacia la propia y personal concepción de su decir poético, para delimitar su oficio. Y lo hace prescindiendo de cualquier alamar pretencioso, desechando la servidumbre de las imágenes como vano horizonte estético y centrando su discurso en el relieve de la palabra poética. Una textura en la que se reafirma, “Hoy me desperté inhóspita, terriblemente poeta, / toda una suerte de imágenes que se repiten/ desde el”.
fondo vencido de la casa;/ el tintineo de la cuchara en el café/
o estas voces que se consumen sobre el presente

En Tumbada cicatriz, transversal aproximación, engloba y aglutina temas como el paso del tiempo y la custodia de su huella, “nunca olvidarás que alguna vez fui un muchacho/ y mi amor caminaba sobre los flacos símbolos/ con una sencillez que nunca más conocimos”; el amor y la evocación cinematográfica, “¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde entonces? / Cuánto tiempo hasta que has aparecido/ detrás del piano con los ojos tristes/ y la intacta dulzura entre los dientes; la literatura y el camino paralelo que descubre nuestra existencia, Para que me sobrevivan mis libros,/ al caudal de muerte e incertidumbre,/ necesito un buen hijo que los ame/ y sienta también la necesidad/ extrema de que a él le sobrevivan, / a su caudal de muerte e incertidumbre” o el espacio reflexivo de la acción y e pensamiento “Es cierto, mis pies huyen,/ pero no reconocen el círculo”.

Ivan Onia se distancia de los perfiles anecdóticos y se adentra con decisión y arrojo en la metapoesía, para abonar su resonancia de tonos y ritmos en los que experimenta para alcanzar una voz personal.

La metáfora que titula el poemario, a modo de epitafio, enmarca la soledad que asiste al poeta en su creación y al hombre en su destino último, “Tumbada cicatriz. Tan sólo déjate/ lamer los lomos por los mil silencios/ que sobrevengan cuando no quedemos/ o este lápiz no sepa en qué posarse/ abriendo la granada de los días”.


eeh@edicionesenhuida.es
www.edicionesenhuida.es

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